
Deja a la palma de mis manos moldear tu tersa espalda y
sus rincones, que mis dedos dibujen tu
silueta en la pradera nocturnal.
Permite que mis palabras se siembren en ti, germine la esperanza en mí y florezca el amor
para los dos.
Complace el inicio de mi poesía soñadora y haz naufragar
su tristeza final en el olvido.
Concede que mis caricias
sellen el manto blanco y sagrado de tu querer.
Resguárdame en tu risa, enciérrame en tu querencia y
alimenta mi pasión.
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