Las organizaciones de la administración pública no han
tenido buena fama cuando se trate de evaluar su desempeño como gestora de
servicios para el pueblo.
Pero realmente solo vemos la manifestación del problema y no
el problema en sí mismo. Lo que quiero decir es que los administradores de las
oficinas, departamentos, coordinaciones y demás entes públicos suelen estar en
manos de dirigentes de poca (o ninguna) experiencia en cuanto a gerencia y
gestión de procesos.
Estos encargados no saben cómo encausar el potencial intangible de muchos de los
empleados, no direccionan sus habilidades en función de ofrecer un trabajo de
excelencia y olvidan que se deben a un público que espera respuesta.
El conocimiento que poseen los trabajadores es un bien
intangible, que se localiza en los seres humanos y como un recurso debe ser administrado y desarrollado a su máxima expresión.
Lo cual lleva a mencionar la gestión del conocimiento,
entendido como el conjunto de procesos que hacen que el capital intelectual de
la institución evolucione. A partir de este proceso la conversión a la
eficiencia en el desempeño de las competencias de los entes públicos no parece
un cuento de hadas o una historia efímera.

Este debe ser entendido como el bien capital más importante
de la oficina y como tal es preciso que sea planificado, sea operativo a
plenitud, sea dirigido y controlado en función de todas las actividades
relacionadas con el conocimiento y los programas que se requieran para la
gestión efectiva de este.

La gerencia del conocimiento debe convertirse en el canal y
no en la meta para llegar a ver innovada
y transformadas la organización que necesitamos desde el conocimiento y el
sentido de compromiso, es por ello que los gerentes deben participar y ser
garantes en la motivación de los empleados para ejecutar, transformar y mejorar
los procesos de las oficinas del Estado.
Muy adecuada tu disertación. te felicito
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